jueves, 23 de agosto de 2012

Soy una zombie



Soy un zombie, si una muerta viviente, solo me falta comer cerebros, cosa que no me vendría mal teniendo en cuenta que mis neuronas se han rendido y han cogido vacaciones, dejando mi cerebro desangelado dejando un cartelito colgado de cierre por liquidación,  la cago en el trabajo, tengo faltas de ortografía (bendito corrector), me pongo lo primero que pillo haciendo combinaciones que hace unos meses yo misma criticaría ferozmente, y sobre todo me duermo hasta de pie. 
He descubierto que hasta las manos las tengo cansadas empiezo a escribir y al rato tengo que dejarlo porque las manos empiezan como a perder fuelle, como el conejito que no lleva duracell, y es que ni el café ni el te parecen hacerme efecto y cuando lleva el jueves estoy que necesitaría que me barriesen y recogiesen.

Me miro en el espejo y digo dios mío, esa soy yo, si la que está detrás de esas ojeras, la que lleva unos pelos que dan miedo, la que en definitiva tiene cara de madre, porque me parto el pecho cuando veo a esas famosas recién paridas con el pelo peinadísimo, maquillaje impecable y conjuntadas perfectamente, porque lo que es yo, ya os digo llevo una moda zombie de lo más cool.
Lo que más me alucina es en los sitios donde soy capaz de quedarme dormida además sin ninguna vergüenza ni na, (es lo que tiene la falta de sueño), que la vergüenza queda relegada a un segundo lugar, me duermo en la consulta del médico que se me cae la baba y todo, me quedo dormida en reuniones de amigos que los pobres hasta me tapan un poquito, más majos ellos, me quedo dormida en el baño del trabajo, hoy sin ir más lejos ha venido una compañera tras ver que tardaba con 15 minutos me ha preguntado si estaba bien y me ha faltado decirle “5 minutos más poooorrr fffaaavooorrr”, me quedo dormida de pie acunando la cuna, lo que no se es como no me caigo.
Y ahora siento una profunda admiración por todas las madres trabajadoras sobre todo por la mía que además no tenia ayuda ninguna y pienso ¿Cómo lo haría?

Y es que mi pequeño ratoncito troglodita no para un segundo, es un niño con mucha energía que se ríe a todas horas, que le encanta jugar, que me tiene enamorada pero también hecha polvo, parece que aguante y aguante hasta que cuando se duerme lo hace como si le hubiesen desconectado, ahora sí, el pocas horas ha vuelto a recargar y hay noches que pierdo la noción del tiempo y ya no sé cuantas veces me levanto. Además el cachondo del niño solo quiere que se levante mama y solo quiere que mama le de teta hasta que se vuelva a quedar dormido, así que me lo hecho en la cama entre el padre (que se que agradece a todos los dioses que yo le diera el pecho y que el niño no quiera que él se levante)y yo me saco la teta y ahí le dejo, hay veces que de puro cansancio me quedo frita y otras que la posición del brazo, las patadas y pellizcos que me da hasta que se duerme, el ronquido del padre hace que me quede desvelada pensando en “en cuanto pueda me escapo y me voy a dormir al coche, si ahí no me podrán encontrar”, lo sé son desvaríos, pero es que ya os he dicho que mis neuronas se han ido de vacaciones.
Y el día que mi polluelo duerme más de 4 horas seguidas me levanto asustada y miro y remiro la cuna pensando, ¿estará bien? ¿se habrá puesto malo?¿esta respirando? Me vuelvo a la cama diciendo no puedo creerlo, que bien lo estamos consiguiendo, ja! Dice mi pequeño, que te crees tú eso mami, que a mí me encanta estar entre papa y mama, sobre todo ahora que te vas por las mañanas y pasas tiempo lejos de mi.
La verdad es que por eso, y por los ratitos que paso con él, se me pasan todos los malos y aguanto estoicamente (dormida y zombi eso si) día tras día


Palabrita de la niña ratón

jueves, 2 de agosto de 2012

Partus horribilus


Me he propuesto que este blog no deje de ser lo que era y recuperar entradas del estilo variado que antes hacía, pero lo cierto es que abrí el blog con el fin de compartir experiencias personales y lo que ahora pasa en mi vida es mi hijo, no quiero limitar las entradas a mundo “bebelandía” pero no quería dejar pasar la oportunidad de compartir con vosotros los que me leéis la experiencia de lo que fue mi parto, que a la vez me servirá a mí para que no se me olvide (aunque dudo mucho que algún día se me vaya a olvidar).

Aún hoy si lo recuerdo tengo ganas de llorar, siento que lo que podía haber sido una experiencia maravillosa se torno en horrible porque alguien decidió que mi hijo tenia que venir a este mundo un día en concreto en vez de ser el quien decidiese que estaba listo, y lo cierto es que no me quito culpa porque estaba concienciada e informada había estado viendo la web www.elpartoesnuestro.com; me había informado, era la “listilla” de las clases de preparto, cuando alguna compañera me decía que tenía miedo, yo decía, ¿Por qué? Será solo un rato.. y aún así el día que me dijeron que tenía la tensión muy alta y eso unido al hecho de que me pinchaba heparina hacían que fuese “obligado” programar el parto, como sabia que esto era posible, yo pregunte si realmente era necesario y si no podíamos esperar puesto que sentía que mi hijo aún no estaba por la labor de salir.
El caso es que el ginecólogo me echo una charla acerca de la pre-clampsia, y una posible complicación por el tema de la heparina, que solo de pensar que le pudiese pasar algo a mi ratón accedí… otra vez no me pillan.

Así que el 18 de Febrero a las 8.00 de la mañana estando de 39 semanas estaba ingresando en el hospital Puerta de Hierro, casualidades de la vida, ese mismo día había otras 11 mujeres que se habían puesto de parto, por lo que me comentaron “porque tienes sala de partos reservada sino tendríamos que aplazar tu parto hasta mañana” (como el que aplaza una cita en el dentista), suerte la que tuve de que ya estaba de 1 cm y no me tuvieron que poner no se qué historia, sino en vez de 18 horas como estuve, habría podido estas 2 días de parto,aunque lo pienso y quizá hubiese sido mejor y las cosas hubiesen ido con más calma.

A las 10.00 de la mañana, me pasaron, me dieron una bata, ponte cómoda, ahora viene la matrona, he de decir que la matrona fue muy amable conmigo pero creo que se equivoco o las circunstancias (tened en cuenta que había 11 mujeres más pariendo) hicieron que le entrasen prisas porque el mío fuese rápido.
Yo estaba concienciada a que iba a ser largo y debía tener paciencia y muchas dosis de autocontrol pero no estaba preparada para todo lo que aconteció. Me pusieron oxitocina con un gotero y empezaron las contracciones, al principio estaba bien, pedí una pelota de pilates y estuve allí como hora y media o así, llego de nuevo la matrona me miro
  • Sigues con un centímetro y medio, voy a subirte la oxitocina y a romperte la bolsa
  • Yo- bueno vale- como si pudiese decir algo.
  • Ya está aquí el anestesista ¿vas a querer la epidural?
  • Pues no sé, me gustaría aguantar más y ver si puedo soportar el dolor para que no se detenga el trabajo de parto.
  • A ver puedes hacer lo que veas pero voy a subirte más la oxitocina y ponerte buscapina para ablandarte el cuello del útero y esto va a ir deprisa a la par de que va a empezar a ser doloroso y constante.
  • A todo esto mi sr ratón había salido un momento y estaba mi madre conmigo, por supuesto ella opino.
  • Si puedes evitar sufrir hija póntela ya, que te digo yo que lo vas a agradecer, que tú no sabes lo que es..
  • Ya pero no es mejor que aguante un poco más?
  • ¿Para qué? Si ya has oído que te van a subir todo.


Total que como podéis adivinar al final accedí estaba asustada y el desconocimiento y el pensar que mi hijo pudiese sufrir más de lo necesario me hicieron decir que si, así que ahí estaba yo con apenas 2 cm dilatada y ya con la epidural puesta, por supuesto ya no me podía mover, ni beber ni comer nada… ¡¡Que error tan grande cometí!! No os hacéis una idea de lo mucho que me arrepiento.

Eran las 9.00 de la noche y aún estaba de 5 cm, cuando cambio el turno de las matronas y empezaron los problemas. El sr ratón salió a cenar con sus padres y entro mi madre, se supone que esto no se podía hacer pero mi madre (como todas las madres) no estaba dispuesta a dejarme sola). Con el cambio de matronas me toco la tía más borde que debía haber en el hospital, me cambiaron de posición me dejaron sentada porque el niño estaba muy arriba, cuando llevaba un rato así empecé a encontrarme mal y la máquina de la tensión se disparo, salió mi madre corriendo a llamar a la matrona que lo primero que hizo fue echarnos la bronca porque antes estaba mi marido y ahora mi madre en vez de mirar que es lo que me pasaba, me dijo que quien me había puesto sentada, que el niño estaba sufriendo, le dije que otra matrona que había venido.
Así que volvieron a tumbarme, pero algo no iba bien, porque el latido del niño disminuía y me subía la tensión me movieron de un lado a otro y de repente la matrona empezó a avisar a los médicos, me quitaron la oxitocina corriendo y me movían la tripa de un lado a otro, empecé a llorar del susto que tenia y lo único que a la muy HIJA DE PUTA, y lo digo así como lo siento de la matrona fue decirme

  • ¿Y tu porque lloras? ( no me salían las palabras)
  • (Y mi madre, que para eso es madre, le soltó ) pues de miedo de que va a ser.


Parece que le iba a responder cuando entro una doctora muy amable, en seguida tomo las riendas, pero aquí empezó es suplicio de verdad, me explicó.

  • Te hemos quitado la oxitocina porque has tenido una contracción muy larga y fuerte que ha hecho que le disminuya el latido al niño y que te suba la tensión, ahora te voy a dar un medicamento para contrarrestar el efecto y que te va a dar taquicardia, no te asustes, luego voy a hacerle una prueba al niño para ver que todo va bien.


A todo esto llego de nuevo el sr. Ratón que se dio un susto de muerte al ver que me habían puesto un montón de cables por la vagina y estaba blanca como la pared y no paraban de entrar enfermeras y médicos.
Le hicieron la prueba al niño y oí como le decía la matrona ¿ha tragado meconio? –Si, pobrecillo con el susto que se ha llevado.

Eran las doce de la noche y la cosa iba igual de lenta pero a peor volvieron a ponerme la oxitocina, otra vez buscapina y un medicamento para la tensión que me hacía que me hirviese hasta la sangre, y entonces paso que empecé a notar absolutamente todo, todas las contracciones cada minuto, dos minutos, se me estaba yendo el efecto de la epidural, vino otra vez el anestesista, que también tengo que decir que fue muy amable y muy atento conmigo y me puso otro bolo, y otro un poco más tarde, pero no se porque la epidural parecía no hacerme efecto, tras dos horas así todavía estaba de 8 cm y ya empezaba a no poder más, tenía la boca seca, quería beber, mi sr ratón me ponía gasas mojadas.
Volvió la doctora y volvió a hacerle la prueba del sufrimiento fetal a mi ratoncito, y me dijo si en una hora no has dado a luz te llevo al quirófano y hacemos una cesárea, ahí me derrumbe, eso es que algo definitivamente iba mal.
Paso una hora y una hora y media y cuando entro la doctora me vio la cara de sufrimiento y  le dije no puedo más, la epidural solo la tenía en las piernas, porque las contracciones me estaban partiendo en dos y tenía ganas de empujar.
Me empezó a decir empuja, aún no estás dilatada del todo, pero vamos a ver, empuja un poco más, venga lo estás haciendo muy bien.
De repente me encontré empujando con todas mis fuerzas, súper disciplinada, cuando me decían empuja me agarraba a las asas y pensaba que era lo único que tenía que hacer, mi sr. Ratón estaba en una esquina y no le dejaron moverse.
No sé cuánto tiempo pase empujando pero oí dame espátulas viene con una vuelta de cordón y una enfermera se acerco para decirme, no te asustes cuando haya nacido te lo vamos a poner encima pero primero tenemos que aspirar lo que haya tragado vale? En cuanto esté listo te lo pondremos encima.
Y así en dos o tres empujones más oí “venga ya está aquí un empujón más” y efectivamente por fin salió Pedro, con su vuelta de cordón, le cogieron para aspirarle y yo miraba a mi sr ratón y decía ¿no llora? ¿Por qué no llora?, cuando finalmente oí la voz de mi pequeño, casi me da algo en esos segundos, y por fin me lo pusieron encima, que sensación, que emoción, ya estaba aquí, estaba muerta, estaba destrozada y aún así contenta de que mi bebe estuviese bien, en seguida me lo pusieron al pecho y empezó a succionar, mientras tanto mi calvario no había terminado.
Estuvieron cerca de una hora cosiéndome, y pensé que me daba algo, quería que acabase ya esa tortura que me dejasen con mi familia.
Tras dos días en el hospital me mandaron para casa con una cicatriz que me tuvo casi un mes sin poderme sentar, con secuelas físicas para mucho tiempo, con secuelas psíquicas para siempre y con una anemia brutal.

He de decir que el trato que recibí en el hospital excepto la hijaputa de la segunda matrona fue estupendo en cuanto a amabilidad y a estar pendientes de mi, y de enseñarme a dar el pecho tantas veces como lo solicité, y cambiarme sabanas, ayudarme a absolutamente todo, pero no les puedo perdonar la prisa con la que decidieron que mi bebe tenía que nacer, me han dejado con el sentimiento de culpa, con el sentimiento de no querer tener más hijos, me han dejado con el sentirme menos mujer y no dejar a mi marido que me toque porque siento que ya no soy la misma, que ya no voy a ser capaz de darle placer, supongo que como todo el tiempo curará las heridas y el agua volverá a su cauce, pero os puedo asegurar que si hay un segundo ratoncito, esto no me vuelve a pasar, no pienso dejar que decidan cuando nazca mi hijo, lo hará cuando esté preparado, ni antes ni después


Palabrita de la niña ratón